Que año difícil. Sin dudas el comienzo fue de los más promisorio y juro que albergaba demasiadas ilusiones. Conocí un montón de gente, laburé mucho pero felíz y creí estar en el mejor de los mundos.
El derrumbe se inició hace muy poco y sin anestesia, con golpes duros y deja vu inmediato.
Cada día es puro nervio, angustia e impotencia. Tengo cables a tierra, en casa, pero siempre tengo que volver. Hoy odio volver.
viernes, diciembre 15, 2006
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