viernes, agosto 12, 2005

La Muerte

Este texto lo copié del sitio www.bdu.com.ar (Biblioteca Digital Universal). Me pareció excelente. A disfrutarlo (o no).

En el principio de los tiempos, yo era nada más que una etapa inevitable en la ardua marcha de la naturaleza. Pero los hombres, esos seres de dudosa lógica e inútil engreimiento, no pudieron aceptar que su final fuera como cualquier final, sin más misterio ni equívoco. Entonces, quizás por miedo o por soberbia, me supusieron. Me imaginaron diosa oscura y nefasta. Me vieron sin carnes, puro hueso, tal como su última esencia. Me distinguieron poderosa, dueña de la vida y del infierno –pobre vida, a ella nunca le donaron una imago-. Me proveyeron de guadañas y de una siniestra malignidad que convirtió el azar de sus últimos días en una elección singular y definida. Y entonces me invocaron, me pintaron, me dibujaron en odas. Todos sus cultos y credos intentaron explicarme, ¿explicarme a mí que no era nada?Mas tanta vehemencia hubo en sus inventivas que me crearon y aquí estoy, enhiesta e inasible, trazada en un cuerpo femenino –siempre el poder encerró el horror en lo ajeno, en lo incomprensible- asumiendo la potencia de mi reino, corrompiendo cada rincón de sus almas, infiltrándome en cada uno de sus sistemas, que los lleva a lo siniestro de lo mismo, a la muerte, a mí. Míos son estos tiempos de segregación y guerra.

La Muerte