Crecen los amigos, conocidos.
El otro día, veo por tv el desastre de "cantando por un sueño" y descubro que la coach de Sandra Ballesteros y su innoto compañero es Lorena Alvarez.
Años hermosos de secundario me llevaron a conocerla en el glorioso Dorrego de Morón.
Hubo charlas sobre Charly García recuerdo, pero me falla el cerebelo al intentar evocar si coincidimos en algún recital del procer muerto vivo de García. Recuerdo, como ya lo dije antes, sus coros en los Caballeros de la Quema, La banda de los corazones solitarios y otros grupejos de la usina musical del oeste.
Las últimas noticias que tuve de ella fueron sobre la participación de su grupo Nodisco en el Pepsi Music 2006 (por supuesto al que no fui).
No puedo definir que me produjo verla en TV. Deberá recibir buena guita y su trabajo, parece el correcto.
Hoy, al abrir el mail, también me entero que mi gran amigo Diego Mur, el negro para la muchachada del Dorrego, comienza el viernes una exposición en Fotogaleria UP - jean jaures 932 - titulada "El Ojo Blindado".
Junto al anuncio recibí un archivo adjunto con foto y crítica a cargo de Horacio Torres (total desconocido para mí, pude averiguar que se encargó como coordinador de "La Noche de los Museos")
Aquí reproduzco lo bien que habla de mi amigo:
El Voyeur del punto ciego o la teoría del reflejo
Hágase la luz. Pero también, háganse las sombras y entonces y al mismo tiempo, entramos al espacio.
No hacen falta observar detenidamente la fotografía de Diego Mur para comprender o por lo menos, intuir su perfecta rareza: la energía de las imágenes no reside tanto en sus anécdotas ni lo que ocurre sino en el modo en que nos invita a descifrar una compleja estructura espacial en sus imágenes, en sus mecanismos ocultos de construcción.
Diego no trabaja por tramas. Pero las busca y las encuentra. Trabaja con intuiciones, aprehensiones y conceptos. Frente a la naturaleza episódica de sus imágenes es imposible considerar fortuitas sus construcciones. Sus imágenes buscan ser formas narrativas con un montón de objetos que se chocan con la lente . Sus personajes y lo que les acontece a los personajes se le aparecen al mismo tiempo. Sin embargo eso no es otra cosa que un calculado intento de mantener la atención costa del sacrificio de sus búsquedas espaciales.
Sus personajes (objetos y sujetos) siempre son utilizados como iconos, como cifras, como claves a decodificar espacio. Lo particular de estas imágenes siempre complejas es que conviven con nosotros y muchas veces sin siquiera ser conscientes de ello.
Las imágenes proyectan hombres y mujeres iluminados en las calles, calles casi vacías que deforman reflejos que reflejan autos, espejos que convocan luz, brillos en superficies refractarias que sumergen al día en un deslumbramiento de luz . Mur se deslumbra y se fascina en juegos de reflejos.
Y está claro que la idea del fotógrafo como generador de todo un universo, como arquitecto reconocible que reedifica todo un paisaje urbano, sólo le pertenece a él, pero paradógicamente también a nosotros.
Su mirada nos invita lenta pero constantemente a la inmersión en una forma de conciencia en la que va desapareciendo el juego para acabar imponiéndose la posibilidad de la zozobra. Pero siempre nos deja la clave de lectura que posibilita el rescate. Que haya optado por la topografía compleja que se deconstruye y construye de forma constante, para, por fin y al fin, reencontrar el sendero que lo lleva de regreso al terreno de lo “real”, no es sino la posibilidad que las fotografías aquí expuestas trascienden toda categoría realista o fantástica.
Ajeno a toda percepción crítica, trabaja la imagen “desde adentro” y “desde afuera”. Esta percepción “espacial” de su arte, me parece, no tiene tanto que ver con el punto de vista o la ubicación de la mirada sino con el grado de compenetración con lo que el percibe en el vacío que provoca el espacio en el reflejo .
Enhebran ficciones que podían parecer lúdicas pero que, en realidad, reflejan conflictos no solo espaciales. Sus registros son la coherente lucha por habitar ese espacio ciego que el convoca.
Horacio Torres
En fín.. es una alegría enorme que grandes amigos estén en su camino. Que sus búsquedas sigan, mientras yo... bue mientras yo sigo ahí.
miércoles, noviembre 01, 2006
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