Corría el año 1989, cuando en la planta alta en construcción de la casa de mis progenitores descansaba una batería nueva, de industria nacional, obsequio de mi cumpleaños número 18.
Un amigo, guitarrista de sangre y estudio, me insistió para armar algo, juntarnos a tocar en ese espacio a medio terminar en Ituzaigó.
Me presentó a dos amigos suyos, que yo conocía de nombre por sus incursiones musicales.
Un bajista, Diego Sisto, que venía de tocar en Suero Six, banda del oeste que era muy conocida en la zona. Además, Diego tenía una gran fama como "ganador y fachero".
También me presentó al "pollo", otra guitarra para un proyecto que sería muy efímero.
Juntos, malgastábamos nuestro tiempo nocturno como lo hacen todas las banditas, bajo el sospechoso nombre de Vuelta Manzana, intentando sacar temas de otros, más conocidos como covers, donde sobresalía una "versión" de desconfío de la vida.
terminado el secundario, los caminos se dividen y, entre salir a laburar y estudiar, no quedaba tiempo para la música. Yo, con mi primer trabajo fijo tomé algunas clases de batería con Jorge Araujo en Haedo, pero fueron muy pocas y la batería terminó juntando polvo primero y vendida al único postor después.
Este gran ataque de melancolía tiene su explicación.
El sábado fui a ver a Marilyn Manson al Pepsi, gracias a la esforzada insistencia de mi mujer y a su aguante, dado que el género que ella prefiere está demasiado alejado del concierto que presenció.
Después de Carajo, Massacre, The Locos, y cafés por allí, sube al escenario principal Cabezones, banda con la que no comulgo, pero sabía que generaba una gran espectativa su nueva formación.
Allí, en el Ciudad de Buenos Aires, cuando César Andino decidió presentar a sus nuevos aliados vino Vuelta Manzana a mis recuerdo.
Andino presentó en Guitarras a Pablo Negro y cayó la ficha. "El pollo", casi al unísono dijimos con mi mujer. Si, al posar la mirada con más atención lo veía al pollo en lo suyo, "matando" la guitarra en una versión cabezona de "sueles dejarme solo".
Junto al recuerdo de la adolescencia, ví mi actualidad. La del músico frustrado que se convirtió en periodista. Pero no el periodista que quería ser, sino el que las circunstancias convirtieron, por exclusiva culpa propia.
Allí el "pollo musical", en el escenario brillando. Yo abajo, un espectador más, anclado en una realidad que muchas veces me emociona, pero la mayoría de las veces me decepciona.
lunes, octubre 01, 2007
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1 comentarios:
Alguna vez lo habrás escuchado pero no está demás recordarlo ahora: "Uno es uno y sus circunstancias". No reniegues de lo que vos y esas circunstancias convirtieron de tu persona, y mucho menos te decepciones. Como periodista siempre vas a ser un excelente baterista!!!! (chiste y abrazo)
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