Muero de frío, 3 grados bajo cero y los dedos entumecidos tras un fin de semana largo, que a fin de mes no sirven más para estirar la agonía de los bolsillos semivacíos.
No dejo de temblar esperando la llegada a casa para abrazarla y revertir este humillante estado de congelamiento que me cala los huesos y me inhibe de pensar.
lunes, mayo 28, 2007
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