Niego rotundamente mi caída.
No soy yo el que muerde el polvo del fracaso.
Recibo cotidianamente todos tus golpes, tus insultos, tus desprecios.
Sos vos, que tan descaradamente pretendés ser más que todos.
Tu omnipresencia no me preocupa.
Me ocupa.
Sos vos, quien dentro de muy poco,
caerá arrodillado, lamiendo mis botas.
Sufriendo mis desprecios.
lunes, agosto 25, 2008
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