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Es el número que acusa el contador de visitas a este humilde y desactualizado blog.
No es noticia que ya he intentado abandonarlo muchísimas veces y que, por un motivo u otro, siempre posteo algo.
Este año, creo que volveré a caer en la trampa del abandono dado que estoy herido de gravedad.
A principios de Enero, más precisamente el día de reyes, fui víctima de la inseguridad y me robaron todo de casa.
Una computadora nueva (con nueva conexión a banda ancha), mi celular Nokia, la cámara digital, la Palm y muchísimas cosas más que sería engorroso y aburrido nombrar.
No soy una excepción a la ciudadanía común, no tuve ayuda de la policía (la 2º de Villa Ariza estuvo cinco minutos en mi casa para nunca más volver), ni de mis vecinos (a pesar de que entraron los ladrones entre las 12.30 y las 18, nadie vió como se llevaban una computadora COMPLETA ni un microondas).
Esto me llevó a tomar la triste determinación de mudarme a otra casa, a pesar de no tener ningún tipo de garantía que en mi nueva morada tenga la seguridad ni los vecinos adecuados.
Este año, como decía, tengo que empezar de nuevo, conseguir 7 mil laburos para poder comprar todo lo que mis hijos extrañan (a saber, la Playstation en primer lugar).
No creo que esto le preocupe a las autoridades bonaerenses, ya sea el Intendente Descalzo, a su policia, ni mucho menos al gobierno de Scioli. ¿ Por qué?, uno de los motivos es que "por suerte no estabas" y muchas frases célebres, consuelo de tontos. No estaba, es cierto, pero tengo que hacer mi vida de nuevo, endeudarme hasta el cuello y tratar que mi hijo pueda dormir tranquilo y no tenga que preguntarme en cada noche si los ladrones existen o si van a volver.
A quién le importa, total tiene sólo 5 años y seguro se va a olvidar cuando pueda comprar todo lo que me robaron nuevamente. Lamentablemente, no sé cuando voy a poder volver a comprarlo.
Mientras tanto, mi cabeza loca cree que la policía de Ituzaingó debe estar repartiendo las ganancias de lo que me robaron o que mis vecinos tuvieron un ingreso extra este verano.
¿Verdad que soy un enfermito?