martes, agosto 07, 2007

Ecléctico y sin un mango

Son días felices para los amantes de la música en nuestro hermoso país. Innumerables visitas extranjeras tendremos de aquí a fin de año, pero que, a pesar de que el menú es para todos los gustos, creo que los conciertos son sólo para la elite acomodada de la Argentina.

Me considero una persona ecléctica en gustos musicales, y creo que podría asistir a la mayoría de los eventos que se desarrollarán hasta diciembre sin ponerme colorado al contarlo.

Allí recide mi gran dilema. Estoy seguro que podría acompañar a mi mujer al recital de Serrat y Sabina, aunque sólo disfrute de Sabina. También podría enloquecer en la Creamfield de diciembre, aunque ya sin pastilla ni agua mineral o con Tiesto, aunque estos dos eventos no se sepa donde se hacen.

Claro que también me encantaría evocar en vivo "El último concierto" de Soda Stereo en River, a pesar de sentirme un poquito pelotudo.

Recorrería sin ningún tipo de remordimiento los díez días del Pepsi Music, a pesar de desconocer al "Artista Sorpresa", siendo el siempre sospechado Charly García o el Flaco Spinetta.

Por qué no, también me acomodaría en una butaca del Gran Rex a deleitarme con Bojrk.

Haría la cola para asistir al retorno de The Police a los escenarios argentinos, como también si alguien se dignara a traer a Génesis, gustoso compartiría ese momento con mi mujer.

Muy cercano, pero por ello no menos atractivo, podría ir a ver a Cultura Profética junto a Los Cafres en el ex Obras Sanitarias.

No nombro más, pero ustedes, amigos del alma, sabrán que vendería un brazo por una entrada para ver a The Cure (Se solicita algún empresario solidario).

Este gran programa musical, tendría un costo, según ubicación e individual, de $ 1705 (pesos mil setecientos cinco), es decir que para compartir todos ellos con Silvia me saldría (sin contar los service changes, nafta, estacionamiento, morfi, bebidas y algún que otro souvenir) $ 3410 (pesos tres mil cuatrocientos diez).

En resumidas cuentas, me quedo en casa, juego al tetris en la play.

De música, ni hablar.

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